Hola a todos. Volvemos a la carga con un reportaje de ascenso invernal a La Mogorrita, que es como se conoce al pico a más altitud de la provincia de Cuenca con sus 1866 metros. Situado a pocos metros del límite con la Sierra de Albarracín, la Mogorrita «sufrió» en su día la instalación de una pista de esquí muy rudimentaria de la que ya sólo queda la cicatriz en el bosque.
El plan del día era hacer una ruta con raquetas de nieve por lo que había que buscar el lugar con más nieve acumulada de la zona y por cómo habían llegado los frentes últimamente, esta vertiente de la sierra parecía la más indicada. Una vez allí, nuestras previsiones se cumplían, pero viendo que las raquetas no iban a ser necesarias en buena parte de la ruta, sobre todo en la «trepada» final, optamos por ascender hasta el pico por la antigua pista de esquí y volver dando un rodeo por el bosque para disfrutar de lo que el invierno nos regalaba…
El ascenso se va poniendo poco a poco más empinado y aunque sólo sea de unos 200 metros de desnivel, la nieve obliga a realizar un esfuerzo extra, así que chino chano hasta la última parte y sin dejar de mirar hacia lo que nos rodea.
En la última parte de la ascensión hay que buscar un paso para franquear la pared rocosa, pero con cuidado no hay ningún problema, además el espectáculo va en aumento…
Y una vez arriba, el disfrute es máximo, las maravillosas vistas y la nieve esculpiendo los árboles hace que merezca la pena el «esfuerzo» de la subida, y las cámaras no paran de trabajar…
Como veis, los pinos nevados son mi debilidad…
Para el descenso decidimos dar un rodeo por el bosque de la vertiente Norte del pico, donde la cantidad de nieve acumulada alcanza espesores de 20 a 30 cm, sin un rumbo fijo, hacia donde la vista nos lleve. El pinar está precioso y dan ganas de quedarse allí para siempre, pero hay que conformarse con recorrerlo con calma y disfrutar de estas primeras nevadas del invierno, esperemos que pronto vuelva a nevar, algo que tanta falta hace en esta zona Sur de la Cordillera Ibérica.
Nos vemos.
el último bezano 