Lofoten y Vesteralen, paraíso invernal

Hola a todos, hoy os traigo unas cuantas imágenes de un viaje invernal por encima del Círculo Polar Ártico, a un archipiélago que conforman las regiones de Lofoten y Vesteralen, al Norte de Noruega, un paraíso que ha marcado un antes y un después en mí. Cientos de islas formadas por picos de hasta 1000 m que «arrancan» bruscamente del mar, separadas por aguas turquesas propias de otras latitudes, adornadas por la nieve y el hielo gran parte del año, y salpicadas de pequeños pueblos y cabañas con un encanto increíble… todo ello envuelto en esa luz especial que le da estar situado por encima del Círculo Polar. Y por si fuera poco, las noches se llenan de magia con las auroras boreales que tienen en estas islas uno de los mejores lugares del mundo para observarlas gracias a un clima más bonancible que regiones cercanas (pero eso os lo enseñaré en otro artículo).

El invierno en Lofoten es duro, con pocas horas de luz y temperaturas que no sobrepasan los 0ºC la mayoría de los días, pero los noruegos han sabido salpicar estas islas de bonitas y acogedoras construcciones desde cuyas ventanas se ven paisajes de cuento…

Las lenguas de mar que abrazan estas islas llegan a congelarse durante los meses más fríos y son otro atractivo a sumar para los ojos de los fotógrafos, que en esta región encuentran, para mí, unos de los mejores paisajes del mundo donde pasar largas horas ( si el frío lo permite) creando imágenes de una belleza extrema…

Este mar, influenciado por la Corriente del Golfo, permanece sin embargo en forma líquida en cuanto las islas dejan espacio suficiente entre ellas y los grandes picos nevados se reflejan en un «cristal» de pureza infinita…

Pero este mar todavía guarda una sorpresa, y es que en algunas zonas crea pequeñas playas de fina arena a las que las mareas arrebatan la nieve creando estampas muy curiosas…

De estos dos archipiélagos unidos, Lofoten es el más espectacular y visitado, pero Vesteralen guarda muchos rincones con ese encanto que sólo tienen las áreas más remotas y solitarias, además en él es más fácil encontrarte en el camino con renos y alces que aquí encuentran el lugar ideal para vivir…

Lofoten guarda otro pequeños tesoros en forma de pequeñas iglesias de madera enclavadas en paisajes de cuento que bien valen una visita…

Y en este artículo no podía faltar Reine, en el extremo Sur del archipiélago, es la localidad más conocida y fotografiada de las Lofoten…

Reine es un regalo para la vista sin comparación alguna, realmente, en este lugar sobran las palabras…

Lofoten y Vesteralen, dos archipiélagos que me han enamorado para siempre…

Saludos.

(Pd: Algunas de estas imágenes las podéis ver a mayor tamaño en josecolas.com)

Mogorrita invernal

Hola a todos. Volvemos a la carga con un reportaje de ascenso invernal a La Mogorrita, que es como se conoce al pico a más altitud de la provincia de Cuenca con sus 1866 metros. Situado a pocos metros del límite con la Sierra de Albarracín, la Mogorrita «sufrió» en su día la instalación de una pista de esquí muy rudimentaria de la que ya sólo queda la cicatriz en el bosque.

El plan del día era hacer una ruta con raquetas de nieve por lo que había que buscar el lugar con más nieve acumulada de la zona y por cómo habían llegado los frentes últimamente, esta vertiente de la sierra parecía la más indicada. Una vez allí, nuestras previsiones se cumplían, pero viendo que las raquetas no iban a ser necesarias en buena parte de la ruta, sobre todo en la «trepada» final, optamos por ascender hasta el pico por la antigua pista de esquí y volver dando un rodeo por el bosque para disfrutar de lo que el invierno nos regalaba…

El ascenso se va poniendo poco a poco más empinado y aunque sólo sea de unos 200 metros de desnivel, la nieve obliga a realizar un esfuerzo extra, así que chino chano hasta la última parte y sin dejar de mirar hacia lo que nos rodea.

En la última parte de la ascensión hay que buscar un paso para franquear la pared rocosa, pero con cuidado no hay ningún problema, además el espectáculo va en aumento…

Y una vez arriba, el disfrute es máximo, las maravillosas vistas y la nieve esculpiendo los árboles hace que merezca la pena el «esfuerzo» de la subida, y las cámaras no paran de trabajar…

Como veis, los pinos nevados son mi debilidad…

Para el descenso decidimos dar un rodeo por el bosque de la vertiente Norte del pico, donde la cantidad de nieve acumulada alcanza espesores de 20 a 30 cm, sin un rumbo fijo, hacia donde la vista nos lleve. El pinar está precioso y dan ganas de quedarse allí para siempre, pero hay que conformarse con recorrerlo con calma y disfrutar de estas primeras nevadas del invierno, esperemos que pronto vuelva a nevar, algo que tanta falta hace en esta zona Sur de la Cordillera Ibérica.

Nos vemos.

 

Los grizzlies de Alaska

Hola a todos. Alaska, más que un estado de EEUU es un regalo para todos los que amamos la naturaleza en su estado más puro y salvaje. Es el reino de la taiga y la tundra, zonas en las que, entre especies tan emblemáticas como el lobo, el alce o el caribú,  habitan las subespecies de oso pardo más grande del mundo, y a ellos voy a dedicarle este primer post sobre un viaje inolvidable por «la última frontera».

El oso grizzlie (Ursus arctos horribilis) es muy común por todo Alaska, algo que se deja notar en las señales que alertan del peligro que suponen estos plantígrados al inicio de cualquier sendero, obligando a tomar ciertas precauciones para que los encuentros con osos no sean excesivamente peligrosos. Pero hay ciertos «santuarios salvajes» en los que su densidad de población crece mucho y por suerte pudimos disfrutar de 2 de ellos, el parque nacional de Denali y Crescent Lake.

El parque nacional de Denali debe su nombre a la montaña más alta de Norteamérica, antes llamada McKinley (6194m) y se sitúa en el corazón de Alaska. Es un punto de obligada visita para cualquier turista, y en mi caso ha sido uno de esos lugares que me dejó huella y al que algún día me gustaría volver.

En próximas entradas os enseñaré mucho más de Denali pero hoy os presentaré a unos de sus habitantes ilustres, los Grizzlies.

Las fotografías que pude tomar de estos espectaculares animales no fueron las mejores, pero verlos tranquilamente mientras buscaban las abundantes bayas otoñales de Denali fue un regalo para la vista.

Pero este viaje nos guardaba un día soñado en el que un hidroavión, después de sobrevolar glaciares que cubrían volcanes, nos iba a dejar en un auténtico paraíso llamado «Crescent lake», un lago increíble de aguas turquesas encajado entre montañas de más de 3000 m. al que sólo se puede llegar por el aire, en el que durante unas horas íbamos a inmiscuirnos en la vida de los Grizzlies de Alaska.

Momentos antes de llegar al destino, la emoción iba en aumento, un oso nadando en medio del lago nos daba la bienvenida, un buen aperitivo de lo que nos esperaba.

Tras aterrizar, un viejo bote nos esperaba para llevarnos junto a estos hermosos animales que se acercan a Crescent Lake en busca de los salmones que les proporcionarán reservas suficientes para pasar el invierno.

No pasaban ni 2 minutos cuando nos acercamos al primer oso que con paciencia buscaba los nutritivos salmones, medio andando medio nadando…

El oso nos ignoraba, aunque lo llegamos a tener a apenas 5 metros, tan cerca como para poder sentir su respiración, algo inolvidable…

No todo en el paraíso es maravilloso y miles de mosquitos revoloteaban alrededor de cualquier animal del que poder alimentarse, pero nada como una buena sacudida para darles su merecido a los molestos insectos…

y mientras disfrutábamos de su presencia, en sólo un segundo ¡zas!, el primer salmón había caído entre sus garras y nuestro amigo nos regalaba unos momentos increíbles…

Era hora de dejarlo comer tranquilo e ir en busca de más osos. No tardaríamos ni 5 minutos en ver otros osos, unos más tímidos que otros, pero todos regalándonos unos momentos difíciles de superar…

El viejo macho nos observaba tranquilo, consciente de su poder y su dominio en el lago…

La búsqueda era emocionante y el entorno de cuento me hacía pensar si todo aquello era real…

Uno de los momentos más divertidos nos lo iba a regalar un jovenzuelo al que llegamos a tener muy muy cerca y que jugaba con un tronco, cansado de tanto buscar salmones. Sus miradas de curiosidad fueron un regalo único…

En dos ocasiones tuvimos la suerte de acercarnos a osas con crías que seguían a sus madres como podían mientras éstas buscaban alimento para sus esbardos. Una de ellas atrapó un salmón muy cerca de nosotros, poniendo un poco de tensión al asunto y enseñándonos sus temibles fauces.

Sin duda, Crescent Lake es un buen sitio donde criar para los osos ya que llegamos a observar una madre con hasta 3 crías, algo poco usual…

Se acercaba el final de la jornada y nos quedaba otro momento de tensión, cuando un macho se acercó a la familia que comía tranquilamente en la orilla. La madre salió a su encuentro entre la espesura para proteger a las crías, pero a pesar de no poder ver la escena completa, los gruñidos de la contienda nos sobrecogieron tanto o más que a sus pequeños, que esperaron junto al salmón el desenlace de la pelea. Pasados unos segundos, tras alejar al intruso, la madre comenzó a llamar a los oseznos mediante unos fuertes soplidos a los que éstos contestaron de la misma forma y corriendo a su encuentro.

Pocos broches podían haber más emocionantes a un día soñado, que guardaremos siempre en nuestra memoria como el día que la naturaleza más pura y espectacular de Alaska nos dejó disfrutarla a escasos centímetros.

Saludos

 

Raqueteando el techo de Teruel

Hola a todos. Hace unos días pudimos disfrutar de la primera nevada de entidad de esta temporada por las alturas turolenses, y qué mejor lugar para hacerlo que subir al Pico Peñarroya, que con sus 2028 m. de altitud es el lugar más alto de la provincia.

La nieve sólo había caído en abundancia por encima de los 1600 m., así que elegimos el Collado de la Gitana con sus más de 1800 m. como punto de partida a una ruta que nos iba a dejar impresionados. Las raquetas eran necesarias ya desde el inicio y el frío pronto se iba a dejar de sentir con los primeros pasos y el disfrute visual de lo que teníamos por delante y lo que dejábamos atrás con todas las sierras cercanas cubiertas del manto blanco.

Ante nosotros teníamos un manto inmaculado por el que sólamente discurrían las huellas de zorros y conejos en un «baile» que permitía apreciar cómo el raposo había seguido a su presa sin descanso.

Apenas 500 m. después de empezar la ruta, aparecía ante nosotros nuestro objetivo del día, un pico poco escarpado pero con mucho encanto.

La unión de nieve y cencellada había cubierto por completo los árboles y nos dejaba estampas más propias de otras latitudes.

Este pico no tienes grandes pendientes, pero avanzar sobre la nieve exigía un esfuerzo extra que se veía más que recompensado con lo que íbamos descubriendo a nuestro paso.

Cerca de la cima, los estratos empezaban a ocultar el sol y también el bosque se iba «cerrando» cada vez más. Este pinar de Pinus uncinata es el más meridional de la península,   relicto de épocas más frías que vestido de blanco se muestra en todo su esplendor.

Después de mucho tiempo, la cámara vuelve a echar humo ante tanta belleza…

Casi dos horas de lenta ascensión nos llevaban a la cima en la que aparte del monolito del vértice geodésico, un panel informativo sobre las vistas hacia el Sur y un viejo nivómetro marcaban el punto más alto de la provincia de Teruel.

Y tocaba volver hacia el coche, dando un rodeo por el refugio de la Chaparrilla, con un poco más de prisa, pero sin dejar de disfrutar de un entorno invernal espectacular al que ya estamos deseando volver…

Saludos

Noruega, más allá de los fiordos

Hola a todos. Ya de vuelta del inolvidable viaje por Noruega toca rememorar los momentos vividos y los lugares visitados. En apenas una semana hemos podido ver cientos de rincones increíbles y para ello ha habido que ir sin prisas pero sin pausa, recreándome menos de lo necesario en la fotografía y más en el disfrute personal, además el «buen» tiempo, con días despejados, no ayudaba a conseguir buenas fotografías, pero sí a ver prácticamente todo lo que antes del viaje habíamos planeado…

El área elegida para este viaje era la zona de los fiordos, entre Bergen y Alesund, donde se concentran los fiordos más grandes y espectaculares, pero a éstos los dejaremos para otro artículo, y es que Noruega es muchísimo más que sus famosos fiordos. Los amantes de la montaña y los bosques encontramos en Noruega un paraíso difícilmente superable en cuanto a belleza. Un bosque casi infinito de coníferas, junto a caducifolios en las zonas de clima más suave, ocupa gran parte del país desde el nivel del mar hasta las zonas medias de los grandes picos con formas casi perfectas.

  

El agua es muy abundante en Noruega y los ríos aparecen por doquier, perfilando el fondo de los valles…

Esta abundancia de agua y lo accidentado del terreno hace que prácticamente no pase un kilómetro sin que se pueda disfrutar de preciosas cascadas…

Mediante pequeños paseos se puede acceder a algunas grandes cascadas de gran belleza, dos de las más espectaculares son la de Voringsfossen, con 184 metros de caída, situada en un sobrecogedor «tajo»…

…y la caudalosa Feigefossen, con una altura de 200 metros y cuyo estruendo se escucha a varios kilómetros de distancia, hasta la cual acceder es toda una aventura por un sendero embarrado por el spray de la propia cascada, el cual te empapa cuando te acercas a ella

 Muchos de estos ríos toman sus aguas de los glaciares cuyas lenguas llegan hasta apenas 400 metros de altitud, como es el caso de la lengua glaciar de Nigardsbreen, hasta la cual se puede llegar caminando para disfrutar de ese azul tan característico del hielo «milenario»

Las zonas altas de Noruega ofrecen un curso acelerado de glaciarismo, con valles en forma de U y circos glaciares a cada paso, dejados por el retroceso del hielo durante los últimos siglos…

El paso de las lenguas glaciares por algunos de estos valles perfiló laderas muy escarpadas, como es el paso de Trollveggen, la pared rocosa más alta de Europa con 1200 metros verticales…

Y dejaremos para el próximo artículo los fiordos y lagos que caracterizan a una zona increíble a la que ya estamos deseando volver…

Saludos

Los ibones de Chistau 2/2

Hola a todos, Continuando con el anterior artículo, hoy os voy a contar la segunda parte de la ruta circular y la más «peliaguda». Desde la parte más alta de la ruta, el sendero desaparece al adentrarnos en zonas muy rocosas o con mucho matorral y sólo de vez en cuando se podía encontrar las marcas verdes de la ruta, así que había que hacer uso del gps o de un buen mapa.

Tras disfrutar del pequeño ibón cubierto por la nieve nos dirigimos al ibón de la Solana, teniendo que rodear algún nevero que no nos daba mucha confianza…

Las primeras vistas hacia el ibón de la Solana eran impresionantes y nos recordaba mucho a algunos estanys de Aigüestortes. El descenso hacia el mismo ya empezaba a complicarse, un pequeño aperitivo de lo que nos esperaba más abajo. Presidiendo el ibón podeis ver el Pico del Turmo (2753m)

Visitado el ibón de la solana, unos metros más adelante ya se comenzaba a ver el último lago del día, el Ibón Pixón, hasta el cual no íbamos a llegar ya que no había mucho tiempo que perder. La diferencia de altura ya nos hacía una idea de cómo iba a ser la bajada.

Y tras estas preciosas vistas había que ponerse en faena por un descenso vertiginoso de 600 metros de desnivel en apenas kilómetro y medio entre grandes bloques de piedra entre los que corría el agua y un suelo tapizado de rododendro que hacía difícil el avance.

Por suerte, las vistas que teníamos desde ese tramo hacia el valle de enfrente coronado por la Punta Suelza y con el macizo de Monte Perdido apareciendo entre las nubes en algún momento, compensaban el esfuerzo…

Terminada la zona más dura de la bajada llegamos a una zona de praderías en la Solana Pixón donde el sendero ya se hace evidente y podemos disfrutar de las vistas con más tranquilidad

En uno de los barrancos de la solana nos impresionó los restos que había dejado una avalancha de nieve durante este invierno y se veía perfectamente el trazado que había seguido por la destrucción que dejó a su paso. Es increíble la fuerza que adquieren estas avalanchas arrancando los árboles de raíz…

Tras estas praderías, el sendero vuelve a internarse en el bosque y nos lleva hasta el Refugio d’els Plans, a pocos metros del punto de salida con lo que acabamos una ruta dura pero con unos lugares y unas vistas increíbles.

Saludos

Los ibones de Chistau 1/2

Hola a todos. Hoy os traigo la primera parte de una ruta preciosa que pudimos hacer hace unos días en la Val de Chistau, o Valle de Gistaín, en el pirineo aragonés. Éste es el valle más recóndito de los Pirineos y quizás por eso es en el que mejor se guardan la fabla aragonesa, las tradiciones y la belleza natural. En él podemos encontrar ibones (como se les llama por allí a los lagos glaciares) muy famosos como el Ibón de Plan, que os enseñaré en otro artículo, o el Ibón del Sen (podeis disfrutar de éstos en el blog del amigo Drakis) pero hoy os traigo un conjunto de ibones a gran altitud situados en la parte más alta del valle que bien merecen una visita.

La ruta parte desde el camping Forcallo, en la pista que se dirige al refugio de Viadós y es circular, con 1000 metros de desnivel. La he dividido en 2 artículos ya que se puede hacer de ida y vuelta hasta el Ibón de Lenés, que es lo que hoy os enseño y que transcurre por senderos claros y «sencillos», o hacer la ruta circular bajando por el valle de la Solana lo cual tiene mayor complejidad al no haber senderos marcados y tiene tramos de bajada bastante «pesada».

A pocos metros del Forcallo (1750m) encontramos un puente rudimentario para cruzar el río Cinqueta y ahí comienza la ruta circular…

Tras las primeras rampas por una pista y un sendero, llegamos a unos pastizales en los que los sarrios y marmotas se dejan ver a lo lejos, y las Bordas (cabañas) de las Espadas completan un paisaje de cuento con el pico Espadas (3328 m), en el macizo del Posets, al fondo…

… o girando la vista, con el pico del Montó (2461m) de fondo…

Unos metros más adelante, justo antes de adentrarse en el bosque, hay una bonita vista del pico Gran Bachimala (3177m) con la punta Ixabre a su izquierda…

El sendero se adentra en un bosque precioso de pino negro con el suelo tapizado por rododendro (lo cual nos hará sufrir más de la cuenta a la bajada por su densidad) y pronto se divisa el majestuoso Puntal de Barrau (2417m) que unas horas después tendremos a nuestros pies.

Poco a poco vamos ganando altura con tramos de más pendiente que de vez en cuando obligan a parar y disfrutar de las maravillosas vistas…

Cerca ya del primer ibón, los árboles desaparecen y un nevero obliga extremar las precauciones y a la vez nos brinda una de las últimas oportunidades de la temporada de pisar nieve, con el pico Punta Suelza (2972m) al fondo…

Y poco después se llega al primer ibón de la ruta, el Ibón de Millás (o Millares) a 2350 metros de altitud, un remanso de paz y belleza ente los agrestes picos…

Tras disfrutar del primer ibón toca retomar el rumbo hacia el Ibón de Lenés (2510m) junto al cual, la nieve es más abundante, llegando al propio ibón y dejando imágenes para el recuerdo…

Y un poco más adelante llegamos al punto más alto de la ruta desde el que las vistas hacia el macizo del Posets, con el Bachimala detrás, son impresionantes…

Y girando un poco hacia el valle, podemos ver a nuestros pies el puntal de Barrau que antes habíamos divisado desde sus faldas, con el Gran Bachimala a la derecha y la cresta de Culfreda a la izquierda, picos que marcan la divisoria con Francia…

Pero el punto más alto de la ruta nos guarda una última sorpresa, un pequeño ibón parcialmente cubierto por la nieve que quedará en mi recuerdo como un lugar mágico…

Desde ese punto, la ruta se complica y nos depara sorpresas que os enseñaré en otro artículo.

Saludos

 

Primavera en el rodeno

Hola a todos. Hoy os voy a dejar un video con algún timelapse y pequeños clips que pude hacer en mi última visita por mis tierras. En realidad es una pequeña «probatina» y prometo mejores vídeos próximamente, pero espero que con él podáis sentir un poco más de cerca la naturaleza serrana.

Saludos

Bendita, maldita primavera

Hola a todos. En el artículo de hoy os voy a dejar algunas de las imágenes que pude hacer hace unos días por la Sierra de Albarracín. La primavera estaba casi en su apogeo, aunque la falta de lluvias la hacía menos espectacular que otros años. Como dice el título, esta estación es una bendición para los fotógrafos ya que nos regala una increíble explosión de flora con la que dar rienda suelta a nuestra imaginación, pero por otra parte, para los alérgicos como yo, supone un problema, que se acrecenta cuanto más en contacto estás con la naturaleza, por ello, no he podido disfrutarlo todo lo que se merecía y en alguna ocasión tuve que irme corriendo de los campos más bellos ya que allí la alergia era implacable. Pero ello no me impidió disfrutar un pequeño rato de esta explosión de color junto al pueblo de Jabaloyas, en una de las zonas más desconocidas y bellas de la Sierra de Albarracín.

La mayoría de las plantas florecen en esta época así que había que montar el macro y disfrutar de lo que nuestros campos nos regalan, a veces en forma de preciosas orquídeas (Orchis champagneuxii)…

… y otras veces en forma de inflorescencias más comunes y menos admiradas como el caso del gamón (Asphodelus cerasifer) pero que mirándola con buenos ojos puede dar mucho juego…

Otro día más.

Saludos

Cirros de primavera

Hola a todos. Hace unas semanas, el cielo en la Sierra de Albarracín nos regaló una lección magistral de cómo son las nubes más altas que se pueden ver en el cielo, los cirros, formados por pequeños cristales de hielo…

Como veis, estos cirros tienen forma como de fibras algodonosas, y además parecen formar líneas que convergen en un punto, hecho por el cual se les conoce como «cirros fibratus radiatus», aunque realmente estas nubes están dispuestas en líneas paralelas entre sí, la aparente convergencia de las mismas sólo es un efecto óptico por el punto desde el que las vemos.

Estas nubes llenan la primavera de magia y a ello se apuntan hasta algunos insectos que para volar se suben a flores voladoras…

En estas fotos ya se pueden ver algunos detalles primaverales, pero en el próximo artículo habrá mucho más color.

Saludos